BAJA CALIFORNIA

Entre viñedos bañados por el sol, costas que rugen con el Pacífico y pueblos que respiran arte e historia, Baja California emerge como el destino perfecto para escapar de lo ordinario.
TIJUANA:
No es solo un cruce de caminos: es una capital de creatividad gastronómica, arte callejero y diseño fronterizo. Desde el emblemático CECUT (Centro Cultural Tijuana) hasta los íntimos pasajes de arte como Rodríguez y Gómez, la ciudad vibra con energía joven y ecléctica.
Imperdibles:
- Degustar cocina de autor en Misión 19 o recorrer los sabores locales en Telefonica Gastro Park.
- Descubrir murales y galerías ocultas entre cafés de especialidad.
- Brindar con cervezas artesanales en la “cervecería libre” de Baja.
VALLE DE GUADALUPE:
Ofrece una postal que combina viñas ondulantes, arquitectura de diseño y una escena culinaria que ha conquistado al mundo. Mayo y junio visten el valle de verde fresco, ideal para degustar vinos antes del furor de vendimia.
Experiencias recomendadas:
- Hospedarte entre viñedos en Bruma o Encuentro Guadalupe, donde el lujo se funde con la tierra.
- Comer bajo un encino centenario en Animalón, o junto a las brasas de Finca Altozano.
- Vivir una cata privada en Decantos, con vista panorámica al valle.
ROSARITO Y PUERTO NUEVO:
Con sus olas rebeldes y su icónica langosta frita, Rosarito es ideal para quienes buscan días de playa, aventura y auténtica sazón bajacaliforniana. Puerto Nuevo, su vecino pesquero, invita a comer con las manos, el alma y una copa de vino local.
Para disfrutar:
- Cabalgatas al atardecer, surf o tardes en un spa frente al mar.
- Almorzar en Villa Ortega o La Casa de la Langosta, donde la tradición se sirve con tortillas de harina recién hechas.
- Hospedarte en Las Rocas Resort & Spa, con jacuzzi al filo del Pacífico.
TIP DEL VIAJERO:
En Valle de Guadalupe, las vinícolas más populares (como Fauna, Decantos o Bruma) requieren reservación previa, incluso entre semana.