“Llevo bien asumido el riesgo, porque si estoy ahí es para preguntarles lo que nadie se atreve a preguntarles.” Victor Valles Mata

Por Dan Urena

Comenzaba a ocultarse el sol, el tráfico del centro de la CDMX se hacía cada vez más pesado, las personas que salían de sus oficinas recorrían con prisa avenida Chapultepec y a su paso veían la mítica antena de Televisa cuya presencia habían normalizado en el paisaje urbano, pero que para mí seguía siendo símbolo de historia e incluso de personas que con su trabajo han difundido los hechos más relevantes de nuestro país. Hoy conocería a uno de ellos, Victor Valles Mata, un joven periodista que en 2023 recibió premios como el Nacional de Periodismo o el Rey de España, así como una nominación al Emmy; quería que me contara de su reportaje sobre fentanilo, que le había traído tantos reconocimientos.

Recorriendo los pasillos llegué al exterior del centro de noticias, cuando se abrió el elevador vi salir a Victor, portaba un saco que de una mitad tenía un estampado claro y del otro lado uno más oscuro, ese diseño me anunciaba que estaba frente a una persona creativa y que le gusta buscar nuevos caminos; premisa que corroboraría más adelante.

Me saludó muy amablemente y caminamos hacia una sala de juntas donde comenzamos a platicar, lo primero que le pregunté fue si en algún momento se había imaginado que estaría haciendo lo que hoy hace, a lo que me respondió:

Sí, en primer semestre de la universidad, qué es cuando empecé en los medios de comunicación, nos hicieron un ejercicio de poner en una pirámide en cada escalón cuál era tu máximo logro, en el segundo escalón yo había puesto que quería trabajar en Televisa, pero tratándose de mi contexto, que estaba en una Universidad en Durango, llegar a Televisa no era tan sencillo.

En el primer escalón puse la foto de un Emmy y ahora a casi 10 años, se han logrado ambos sueños.

No tenía ni un dejo de presunción al hablar del tema, todo lo contrario, lo abordaba con gran sencillez; ahora no podía dejar de preguntarle, a lo largo de su carrera ha recibido varios reconocimientos, desde las medallas de la universidad, premio nacional de divulgación periodística, premio estatal de periodismo en Durango, en fin, yo quería saber si eran importantes los premios en general para él, y me comentó:

Los periodistas no hacemos periodismo para ganar premios, lo hacemos por informar y por investigar, esa es la misión siempre del periodismo, pero si viene el premio es muy bien recibido.

Lo que me ha gustado de los premios, ha sido tratar de sentir una palmadita en la espalda, vengo de una comunidad de menos de 3 mil habitantes, un pueblito muy chiquito y durante mucho tiempo no recibí la aprobación que yo requería, ni de los maestros ni de la comunidad y siempre crecí con el miedo a decir “¿las cosas que hago, las hago bien?” y buscando hacerme espacio y camino donde lo que hacía me hiciera feliz y además fuera recompensado. Cuando gané el primer premio estatal de periodismo sentí justo eso, dije “estoy en el camino correcto y lo que estoy haciendo le gusta a la gente y está funcionando”.

La platica se venía desarrollando de manera muy fluida, Victor tenía muy claras sus ideas, y lo comprobé al cuestionarle si consideraba que era lo mismo la fama que el reconocimiento, y cuál le interesaba más. Tomando un breve suspiro me platicó:

No, puedes buscar fama, pero creo que no es lo que quiero, quizá el reconocimiento, pero me ha interesado mucho el reconocimiento de mis jefes, entender y sentir que sí estoy dando el ancho.

En 10 años he hecho mucho, a veces escalo y no me doy cuenta a dónde he llegado; ya estoy en el noticiero estelar de Televisa como reportero y a veces ni me la creo porque ha sido tan rápido que no se sí estoy capacitado y tengo el talento profesional. Siento que sí he trabajado para estar dónde estoy, pero no sé si doy el ancho, pero este tipo de factores como los premios te vienen a decir, lo que haces sí está bien y reconocer tu esfuerzo.

Era elocuente y sincero, pero a la vez tenía cierto aire de timidez; yo escuchaba atentamente cada frase que me decía; con la última parte de su respuesta pasó por mi cabeza que, en ocasiones personas con grandes logros sufren el llamado “síndrome del impostor”, quería saber si a él le había ocurrido por lo que le pregunté y dijo:

No, nunca me ha pasado. Siento que he ido muy rápido, pero siento que me lo merezco porque me ha costado, nadie va a comprender las batallas que tú has tenido para llegar a dónde estás, y no estoy solo, detrás de mi está mi familia, porque a todos nos ha costado dinero, lagrimas, separación, sacrificio, pero aquí estoy y cada vez que llego a un punto digo “Ok, ha sido muy rápido, pero he trabajado para esto”.

Sin duda estaba ante un periodista que no había tenido un camino sencillo y quise saber a cuántos “no” se había enfrentado en su carrera:

A muchos, justo cuando empecé en el canal universitario yo pedí la oportunidad para ser reportero y para ser presentador de espectáculos porque era una vacante que había; como era un noticiero que salía por Televisión y Radio, mi primer “no” es “no tienes voz para locutor, no vas a salir en radio” y después me dijeron que no me iban a poner a cuadro porque “era muy afeminado”, con esas palabras me lo dijeron.

Afortunadamente el jefe de noticias, Rubén Cárdenas, se enteró de la situación y le presentó el caso al rector de la Universidad, así fue como tuve la oportunidad de estar ahí. Tuve un “No” muy difícil, porque a cada instante el producto de radio se quejaba porque estaba ahí, y quieras que no eso te viene afectando y te hace preguntarte “¿Realmente tengo un futuro? ¿Tengo que cambiar mi voz, mi forma de ser para encontrar un espacio?”.

Mientras me contaba, yo aprovechaba para tomar notas sin dejar de prestar atención y le pregunté ¿Cómo fue el trabajo interno para sobreponerse a esos obstáculos? entonces noté que sonrió ligeramente, supuse que vendría una respuesta que para él significaba mucho:

Mira, a mi me ayudó mucho el esfuerzo que hacía mi familia para mantenerme en una universidad de paga, mi papá se dedicaba al campo, agricultor, y mi mamá ama de casa, vendiendo galletas para pagar mi carrera, pues yo decía “tengo que echarle ganas, ya estoy aquí y están ayudándome a cumplir mi sueño, el resto me toca a mí”.

Me daba cuenta que Victor tendía a mantener un tono serio al momento de responder, pero que a la vez te brindaba la confianza; le pedí que me contara cómo fue su llegada a Televisa:

Empecé haciendo prácticas profesionales como asistente de producción en el equipo de “Los Reporteros”, con Carla Iberia Sánchez, Danielle Dithurbide y grandes reporteros. Pasé a ser editor en el noticiero de Lolita Ayala, después fui editor del noticiero de Joaquín Lopez-Dóriga. Cuando se terminó, entré como realizador al programa de “Chapultepec 18” (también con Joaquín), me dieron la oportunidad de hacer reportajes yo solo, donde hacía entrevistas, grababa y editaba yo.

Se notaba que el recordar sus inicios le generaba gran gusto, como empezábamos a hablar más de lleno de su profesión no pude evitar comentar que, ejercer periodismo en México es peligroso y el tipo de periodismo que él hace lo es aún más, sumado a que para su premiado reportaje se fue a meter a lugares donde nadie se atreve, ¿No te dio miedo? le pregunté:

Sí me dio miedo al inicio, porque era lo primero que yo hacía de ese modo, pero creo que valía la pena porque era algo que nadie en México había hecho; el día que entramos al laboratorio íbamos temblando literal, pensábamos “¿Y si entramos y ya no salimos de aquí?”, pero tomamos todas las precauciones y se logró. Además, que nuestro equipo es muy grande y profesional, no te dejan irte sin tener la garantía de que vas a regresar y que vale realmente el tema.

Al momento de estar platicando esos detalles, se notaba en su mirada y entonación que le apasionaba el tema; le pregunté cómo conceptualizó este reportaje ganador, y con esa misma emoción comenzó a contarme:

En enero habíamos hecho un primer acercamiento al periodismo de inmersión, porque documentamos la venta de huesos humanos en la CDMX y generó muchas reacciones; pensé por ahí es el camino. Pero llegar y decirle a Denise Maerker, “oye quiero meterme a un laboratorio clandestino de producción de Fentanilo”, pues no es que se lo pintes así super rápido, tienes que llegar con la idea bien establecida, los contactos, las garantías que tienes de que vas a regresar, además de todo lo que ella te tiene que decir. Nunca presento una idea que ayer se me ocurrió; porque reviso pros, contras, qué línea tiene que llevar.

Hemos hecho reportajes sobre medicamentos apócrifos, venta de niñas indígenas, lavado de dinero a través de las remesas; por ahora vamos por ese camino y creo que ha funcionado muy bien, pero siempre va a ser complicado reportar temas del crimen organizado; llevo bien asumido el riesgo porque si estoy ahí es para preguntarles lo que nadie se atreve a preguntarles.

Los minutos seguían avanzando, yo estaba muy agradecido con Victor por todo lo que me había contado y para no distraerlo más de sus labores periodísticas, decidí cerrar preguntándole ¿cuál era su definición del éxito? sin tomar un solo segundo para pensarlo, me dijo:

Para mí es ser feliz, para mi ser exitoso es cuando encuentro la felicidad en algún lugar. Ahora me siento exitoso, formó parte del equipo que siempre soñé y mi trabajo rinde frutos. A veces decir que te consideras exitoso suena a soberbia, pero a mi siempre me ha gustado reconocerme lo que yo hago, porque a mí me ha costado. En este momento me siento exitoso, tengo el trabajo que quiero, tengo una pareja que me hace feliz y tengo a mi familia conmigo, no puedo pedir más.

Así fue como cerramos esta plática, guardé mis cosas y nos despedimos, yo me iría a preparar este texto para intentar transmitir todo lo que platicamos y él se quedaría en ese centro de noticias, seguramente buscando temas que escudriñar, nuevas formas de contarlos, siempre con su alto sentido de profesionalismo y búsqueda constante de la verdad.

Hoy me complace saber que este año nuevamente está nominado al Emmy, estoy seguro que yo y muchos otros en México, estaremos esperando ver esa foto donde sostiene la estatuilla dorada y así cumplir uno de los sueños de su vida.